Noticia de El País del 19/08/2013
Alemania se convertirá, a partir
del próximo 1 de noviembre, en el primer país europeo en permitir que en los
certificados de nacimiento no se registre el sexo de los recién nacidos, una
pequeña gran revolución jurídica destinada a hacer más llevadera la vida a las
personas que nacen sin que sea fácil determinar si son hombres o mujeres. Esta
regulación, que busca evitar operaciones improcedentes y consecuencias legales
y burocráticas indeseables, puede ahorrar un sufrimiento gratuito a unos 400
nacidos cada año en Alemania, cuyo sexo no puede ser definido por tener, por
ejemplo, testículos y ovarios (o, más frecuentemente, ninguno de ellos
fácilmente apreciables). Expertos internacionales estiman que alguna de las
variantes de intersexualidad (hay muchas) sucede en el 0,018% de las personas.
La ley alemana crea, al menos en
la jerga no oficial, la figura de un tercer sexo, aparte de la tradicional
clasificación de sexo masculino y femenino, después de que una activista
denunciara ante la ONU las intervenciones para borrar todo rasgo de ambigüedad
sexual y siguiendo una recomendación del Tribunal Constitucional del país, que
vino a decir: “Siempre que una persona “sienta profundamente” que pertenece a
un determinado género, tiene el derecho de elegir la forma en que legalmente se
identifica a sí misma. Es el mismo principio que se aplica en las leyes sobre
identidad de género de los transexuales.
Como sucede en España, en
Alemania los padres estaban hasta ahora obligados a registrar el sexo del
recién nacido como masculino o femenino. A partir de noviembre, podrán dejar en
blanco la casilla del sexo —la ley también elimina de los certificados de
nacimiento la clasificación de hermafrodita o intersexual—.
La nueva norma hará posible que
la gente que aún no sabe si es hombre o mujer, el llamado “ser humano
intersexual” pueda, en el momento en que lo desee, decidirse por el sexo
masculino o femenino. El cambio tiene una importante connotación humana. “Uno
de los objetivos más importantes es evitar la presión a los padres de someter a
sus hijos a una intervención quirúrgica, para establecer el sexo”, dijo Philipp
Spauschus, un experto del Ministerio de Justicia federal a EL PAÍS. [...]
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